El discurso de la crítica
- arqanahidelarosa
- 2 nov 2016
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“Si los tomates quieren ser melones, se transformarán en una farsa. Mucho que asombra que tanta gente esté ocupada en querer ser quien no es: ¿qué gracia tiene transformarse en una farsa?“ Mistuo Aida.
La falsa crítica quizás sea la crítica más famosa, usada, y con mayor alcance al pueblo. Con esto no quiero decir que sea lo correcto o lo mejor aceptado, pero hemos de darnos cuenta que el estatus inculto y clasista de la sociedad sigue presentándose como enfermedad. Muchos aún ven a la arquitectura como un objeto puramente útil y se sigue fabricando la ideología que justifica su orden y simetría sin una justificación inteligente.
El discurso de dicha crítica es cerrado, vacío y conservador, busca realizar un trabajo burocrático y de liberalismo monetario. Y para fabricar dichos vacíos disfrazados de crítica se unen distintos lineamientos como por ejemplo; ciencia deshumanizada con fines financieros o antieconómicos, métodos anacrónicos racionalistas con la servil función de conservar e imitar la realidad, perspectiva teórica donde el sujeto es reducido a objeto y de la misma manera excluido de la crítica, y la descripción ingenua donde se inventa y se crean “estilos de autor“.
De ahí se parte a dos tipos de críticos: el ideológico y el tecnócrata. El ideológico tiene una función teórica pura, abstracta, superestructural y visual. De tal suerte que sus fundamentos de crítica vienen de una cultura de denominación donde la moda, las fotos, y demás son sus bases. A esto muchos les llaman arquitectos de revista y muchos estudiantes lamentablemente cada ocasión en la que se comienza un proyecto nuevo concurre a dichas revistas, libros y se convierte por ende en un ideólogo sin saberlo.
Después esta el crítico tecnócrata, el cual se impone con significados y variedades sin sentido que se rigen por el interés y cantidad en otras obras de arquitectos dejando de lado la calidad, el sentido o verdad de los objetos. Su disponibilidad se manda con el estatus, capital, y prestigio censurando su vieja doctrina.
Tantos teóricos en el mismo marco crítico ocasionan una miopía funcional en donde abunda la simplonería, la complicación e impostura que embrutece a los ingenuos consumidores.
Aún y con todo esto existen críticos cuya mente evolucionada apoyada en la reflexión y autorreflexión llamados críticos inorgánicos que establecen modelos de investigación donde la autoridad de revalorizar nace de la sabiduría, del estudio y del pensamiento abierto y nuevo. Generaciones de críticos con la capacidad de descubrir y producir ideas donde no se busca la competencia sino el acercamiento a las verdades del objeto, ya no basta el significado ahora se busca una interpretación y se exige una verdad poética.
Su estructura analítica le permite descubrir el sentido, la verdad en proceso, el valor del objeto, su complejidad y verdades de uso y razón. Con cada obra estudiada se ofrecen nuevas verdades que después hacen coherencia entre lo que es, lo que hace y lo que dice, y como consecuencia nos enfatizamos en un ajuste armónico entre la construcción, la función y la comunicación.
Por: Anahí de la Rosa
Si fue de tu interés este ensayo, tal vez te gustaría leer “¿Hacia una arquitectura crítica?“ por Mario Rosaldo. En lo personal es una lectura bastante digerible y amable al lector.

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